martes, 18 de marzo de 2008

Mi muñeca


Me despiertan dos manitas pequeñas: ¡Venga, ya he llegado! Abro los ojos, y encuentro ante mí a esa niña que me devuelve la vida cada día. Es la muñeca con la que juego a ser mamá, la que me besa y abraza como si lo fuera, la única capaz de hacerme pasar de un estado anímico a otro en tan solo cuestión de segundos. Hay ocasiones en las que la cojo entre mis brazos, la miro y le digo que la quiero, ella me mira y me dice que no me marche sin ella. Que gran nudo en mi garganta cuando no la tengo a mi vera. La necesito a cada instante como si del propio aire que requieren mis pulmones para vivir se tratara. Ella es como una pequeña burbuja, preciosa, pero muy frágil. Yo la cuido para que no sufra, pero mi niña crece. Espero que crezca mientras duerme, rodeada de sueños, y de todo aquello que la hace feliz.


A mi pequeña princesa María.


1 comentario:

Manolo Navarro dijo...

... y un día se te hará mujer... y desplegando sus hermosas alas, las batirá y comenzará su vuelo... cada día más lejano... y mas lejano... y más lejano... y de vez en cuando la verás pasar por tu cielo... el suyo también... probablemente acompañada... o no ¡qué más da!

Precioso sin duda este despertar tuyo.

Un beso.